domingo, 27 de enero de 2013

Nada es más simple. No hay otra forma.

Nos tientan los hechos, las palabras... el querer y el no querer... el pesar y la vagancia...
Hay veces en las que el alma abandona el cuerpo, en el que apretas los puños, chirrías los dientes, desesperas. Llevas tres tazas de té, galletitas de manteca y diversas golosinas. Sumerges tu cara en la almohada, pataleas, te dedicas muecas frente al espejo.
La vida creó una serie de grandes verdades:
1- Cuando crees tener el control, lo pierdes.
2- Todo lo que sube, baja.
3- Cuánto menos te dan, más quieres.
Todo cierto. Las agendas ya no sirven para apuntar fechas importantes si no para volver a recordar momentos inolvidables.
¿Por qué no dejamos de hacer lo correcto? ¿Por qué seguimos esperando? (¿esperar el qué?) ¿Por qué no dejamos de pensar que nos merecemos algo mejor? Todos sabemos que uno recibe lo que da. Dejemos de ser tan victimistas; nos pasamos de ingenuos.

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